18/6/13

Una mujer que fue condenada a muerte a los 16 queda en libertad tras 27 años en prisión en Estados Unidos


Paula Cooper, que tenía 16 años cuando en 1986 fue condenada a la silla eléctrica por asesinar a una profesora de religión de 78 años, fue puesta en libertad este lunes, tras pasar más de 20 años en prisión después de que su sentencia fuera conmutada por una condena de cárcel. La condena a Paula, la persona más joven en recibir esta sentencia en EE UU, provocó una oleada de protestas en todo el mundo.


A sus 43 años, Cooper tiene una segunda oportunidad. La mujer ha abandonado la cárcel en un coche estatal, vistiendo ropa donada y con 75 dólares que le ha donado la prisión para "ayudarla a empezar".

El 14 de mayo de 1985, con tan solo 15 años, Paula Cooper junto a tres amigas, todas adolescentes, entraron en la casa de Ruth Pelke con la intención de robar. Pelke dejó entrar a Cooper y dos de ellas, porque le dieron la excusa de que querían que les diera clase de religión, mientras otra esperaba fuera para vigilar. Cooper llegó a asestarle 33 puñaladas y, posteriormente, las tres desmantelaron la casa. Las cuatro chicas huyeron con el coche de la maestra y 10 dólares en efectivo.

El crimen horrorizó a los ciudadanos de Indiana. Las tres cómplices de Cooper recibieron condenas que fueron desde los 25 a los 60 años, pero la joven, a pesar de que se declaró culpable de asesinato, fue finalmente condenada a morir en la silla eléctrica. La Fiscalía aseguró que esta condena estaba justificada porque el "delito era indescriptiblemente cruel y fue previamente planificado".

Aunque mucha gente creyó que Paula Cooper merecía morir, organizaciones por los derechos humanos y opositores a la pena de muerte de todo el mundo pusieron el grito en el cielo, incluyendo a aquellos que creían que la sentencia de Cooper era también un tema racista.

En 1987, el papa Juan Pablo II pidió clemencia para la joven. Un año después, un cura procedente del Vaticano entregó más de dos millones de firmas como protesta. La iniciativa provocó que el Tribunal Supremo de Indiana diera marcha atrás en su decisión y cambiara la sentencia de Cooper de pena capital por la de 60 años de cárcel.

En 2005, el Tribunal Supremo de EE UU declaró inconstitucional condenar a la pena capital a todos los encausados menores de 18 años.

Su historial indica que se ha visto envuelta en unas 23 situaciones problemáticas en la cárcel, aunque menores, desde 1995 cuando fue castigada a confinamiento solitario por agredir a un guardia. En la cárcel se ha licenciado y ha entrenado a perros guía para los discapacitados, además ha trabajado como consejera de otras reclusas en el Rockville Correctional Facility, la prisión de mujeres más numerosa del Estado de Indiana.

"Todo el mundo tiene la responsabilidad de hacer el bien o el mal, y si haces mal, tiene que ser castigado. La rehabilitación empieza por ti, si no estás listo no podrás recuperarte", explicó la propia Cooper en una entrevista al Indianapolis Star.

Por su parte, el nieto de la mujer asesinada, Bill Pelke, ha asegurado que es suficiente con las tres décadas que Cooper ha pasado en la cárcel y que la perdona por el crimen. "Ahora, lo que me preocupa es que se asiente y encuentre un trabajo", ha dicho Pelke.

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