La Administración pública gasta cada año más de 50 millones de euros en agua embotellada que utiliza en reuniones, coloquios, seminarios y otros actos oficiales. La costumbre de colocar un botellín ante cada participante en cualquier evento oficial se ha implantado en todas las instituciones públicas.
España consume aproximadamente 5.000 millones de botellas de agua por año, que suponen unos mil millones de euros. Es agua que cuesta entre 200 y 1.000 veces más que la del grifo, que ofrece en la mayoría de los casos unas buenas condiciones dietético-sanitarias.
No hay estadísticas, ni estudios suficientemente rigurosos, pero una estimación conservadora sería la de que la Administración Pública consume entre el 5% y el 10% del total del consumo de agua embotellada de España. Si escogemos la menor de dichas hipótesis, tendríamos un gasto de 50 millones de euros por año.
España está entre los 5 países mayores consumidores per cápita del agua embotellada del mundo. Ello supone miles de toneladas de plástico de las que solo van a vertedero con tratamiento de residuos el 13% aproximadamente.
Además hay que añadir el consumo energético que conlleva. Producir un vasito de agua embotellada supone emitir como media 185 gramos de CO2 a la atmósfera, lo mismo que un automóvil al recorrer un kilómetro de distancia. Un vasito de agua del grifo produce una emisión de 0,3 gramos.
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