El PP esconde a Cañete mientras retira sillas sobrantes en los mítines de Rajoy

Por primera vez en la historia electoral un partido esconde a su candidato, anula entrevistas y suspende su participación en tertulias. Solo lo dejarán ir a espacios donde únicamente haya 'amigos'. Hoy le han dicho a la cadena Ser que no lo esperen para entrevistarle, pero hay más anulaciones. Es lo que hace el PP de Rajoy con Cañete.

Esteban González Pons, ayer en el debate a seis de TVE

La machirulada del candidato Cañete ha inundado de nervios al PP y le ha obligado a cambiar de táctica a mitad de campaña. No saben cómo enterrar el machismo del candidato, al que han borrado de varias apariciones y entrevistas en los medios porque el machote anda 'tocado'. Además, sobran sillas en los mítines de Rajoy, como en Sevilla, donde las han tenido que retirar a decenas para que no se viesen tantos huecos.

Querían no despertar demasiado a la gente porque con sus fieles tenían bastante para ganar. Ahora buscan cómo movilizar al electorado porque la victoria no está asegurada y, con el candidato 'quemado', solo Rajoy puede hacerlo.

Pero no encuentran la tecla, no sacan un tema polémico que haga variar el discurso por el que discurre la campaña desde el viernes en tertulias, debates y crónicas: el desbarre de Cañete les puede pasar factura porque es uno de los pocos asuntos en los que el PSOE más se diferencia del PP. La supuesta recuperación económica que repiten los populares no se la cree más que los incodicionales.

El hombre del "si soy yo mismo, me temo", anda por los suelos. Tal es así, que el partido ha anulado entrevistas y su participación en algunos programas 'ncómodos' para evitar que el asunto siga en el candelero. Así, esta mañana han dado el no a una entrevista en la Ser y al espacio 'Es la Mañana de Federico', de Jiménez Losantos.

A ello se suma la escasa asistencia de público a los principales mítines del partido. Ayer habían calculado una asistencia de unas 1.500 personas para escuchar a Rajoy en un recinto al aire libre en Sevilla, y minutos antes de empezar tuvieron que retirar cientos de ellas para que no se notasen los huecos, pues los asistentes apenas superaban el medio millar.

La superficialidad y el vacío en los mensajes de una campaña electoral es de tal calibre que una garrulada, por muy grave que sea, puede llenar el discurso durante varios días. Entre tanto, PP y PSOE no hablan de las cuentas que cada día aparecen en Suiza ni de Gürtel, ni de EREs ni de troikas. Vomitivo.