El rey se va (de rositas), pero el desfile no ha hecho sino comenzar

Casi 39 años después de recibir la Jefatura del Estado de unas manos manchadas de sangre, el rey Juan Carlos pasa la Corona a su hijo Felipe tras un reinado plagado de nepotismo, corrupción y desprecio por la ciudadanía. Es el primer batacazo del régimen originado por el terremoto de las elecciones europeas del 25M. Quieren salvar la Monarquía con una cara nueva, cuando el problema no es la cara. Y la web de la Casa Real ha estado "fuera de servicio" durante unos interminables minutos.

Se va con la Institución por los suelos, que nunca volverá a levantar cabeza pongan a quien pongan. Las cacerías por África, el sospechoso enriquecimiento de su patrimonio del que apenas se habla, la connivencia con los ladrones que jalonan su familia, su amistad con los regímenes más oscuros y asesinos del planeta... Todo su reinado ha sido una galería de obscenos despropósitos.

Cada vez hay más datos que apuntan a que el golpe fallido del 23 F fue organizado por el rey para lograr una legitimidad que nunca tuvo, con la colaboración de los partidos que han gobernado el país desde la muerte del asesino que lo nombró. Desde entonces, su comportamiento ha sido tan repugnante como el de quienes lo han sustentado.

Tras su hundimiento del 25M, el bipartidismo le ha obligado a irse para intentar apagar esos primeros despertares que empiezan a surgir entre la ciudadanía, que no quiere una Monarquía ni en pintura. La suya ha sido quizá la familia más indecente del país durante 40 años. Se va uno de los personajes más oscuros de la democracia en uno de los momentos más esperanzadores que vive la sociedad española tras el tsunami del 15M.

Es el primer pilar del régimen que se desmorona, al que le irán siguiendo el resto. El bipartidismo está tocado desde hace tiempo, el poder judicial ha logrado la desconfianza de la mayoría de la sociedad, y la Iglesia católica genera repugnancia sin paliativos.

El rey se va de rositas, por ahora, dejando la corona con un tufo a mierda que nadie podrá eliminar. Se va con los bolsillos llenos sin justificar su procedencia. Se va de rositas, por ahora, uno de los tipos más despreciables del régimen. Y se va por los votos de 'terroristas', radicales y antisistema, como dicen los de la cloaca. Habrá más que se vayan, porque el desfile no ha hecho sino comenzar.

Aunque sea con 40 años de retraso, empieza quizá la verdadera transición en la que no caben instituciones y personajes podridos. Empieza un proceso constituyente donde las decisiones partan desde abajo hacia arriba. Tras tanta mentira, tras tanta estafa, será difícil que vuelvan a engañar a la gente.