Una zona céntrica de Gaza. Una calle abarrotada de palestinos. A unas decenas de metros surge el fuego de la explosión de una bomba lanzada por un avión israelí. En el lugar no había ningún edificio especial ni un centro de operaciones ni una sede 'terrorista' ni un arsenal de cohetes... Era simplemente un rincón de Gaza donde alguien ha vuelto a morir destrozado por la metralla.
Bombas como esta han matado a unas 130 personas, casi todas ellas civiles. Entre las víctimas hay 23 menores, de 2, de 5 o de 16 años. También hay casi mil heridos, de los que muchos morirán por falta de medios en los hospitales.
La noche de este viernes, un misil ha destruido la sede de una organización humanitaria dedicada a las personas con discapacidad en Beit Lahiya, en el norte de Gaza. Entre los escombros han encontrado tres cadáveres calcinados.
Los asesinos tienen nombre y apellidos, asisten a cumbres y mantienen reuniones con jefes de gobierno de medio mundo. Pero nadie los lleva ante un tribunal internacional para que respondan de sus delitos. A esto se llama genocidio.
Terrible...
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