Más de 400 personas han sido asesinadas por milicianos del Estado Islámico (EI) en diversas ciudades del norte de Irak. El viernes mató a unos 80 yazidíes por negarse a convertirse al islam, y este sábado ha terminado con la vida de otros 312 residentes en la localidad de Kocho.
Estados Unidos ha intensificado los bombardeos sobre la zona desde que hace una semana comenzó sus ataques con el objetivo de paralizar el avance de EI en el norte de Irak, donde los yihadistas han tomado varias ciudades.
De etnia kurda, se calcula que unos 500.000 yazidíes viven en Irak, una minoría religiosa preislámica que está sufriendo brutales agresiones por parte de los milicianos yihadistas en su marcha por una región cercana a la presa de Mosul, al norte del país, y que está en manos de EI.
El Estado Islámico controla Mosul, la segunda ciudad de Irak, desde el pasado 10 de junio y lucha en el norte del país para ampliar su declarado "califato" sembrando la muerte entre la población. Más de 120.000 cristianos han huido de varias ciudades ante la llegada de los yihadistas.
Los desplazados han escapado de un muerte segura por parte de EI, pero su vida sigue en peligro en medio de las montañas por la falta de ayuda humanitaria. Sin refugio, sin agua y sin comida, solo tienen lo poco que puedan recibir de la caridad de la gente del lugar, según ha denunciado Aministía Internacional.
Según AI, en términos del Derecho Internacional, lo que está ocurriendo no se puede llamar genocidio porque la gente huye, pero es una auténtica limpieza étnica que tiene como objetivo eliminar las comunidades chiíes, turcomanas, cristianas y yazidíes.
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