Un relato alocado y esperpéntico sobre la celebración de un hipotético Toro de la Vega en algún lugar de España...
Comentario de Pepa Bueno, este martes, en Hoy por Hoy (Cadena Ser):
La evolución y el desarrollo de un país se puede medir de muchas maneras. Y una de ellas sin duda, el trato que da a los animales. En Tordesillas hoy, y si nada lo remedia, un toro será alanceado hasta morir de forma cruel y gratuita.
Detengámonos. Pensemos por un momento en el significado de esas imágenes que contemplamos cada año en televisión: decenas de personas a caballo o a pie -este año se han inscrito 53- con lanzas en la mano, intentando clavarlas en medio de la polvareda a un animal hasta que dé con sus patas en el suelo. Luego, alguien sin experiencia ni técnica alguna, intenta descabellarlo con mayor o menor fortuna, hasta acabar con su vida.
Al Toro de la Vega lo llaman fiesta, y es en realidad un espectáculo insoportable. 120.000 personas han firmado en contra de este festejo a iniciativa del Partido contra el Maltrato Animal, que el fin de semana, sacó a miles de personas a la calle en Madrid para pedir que se acabe de una vez.
No hay excusas, la tradición no puede amparar en el siglo XXI una crueldad del siglo XV, y las autoridades no pueden mirar para otro lado. Si el alcalde de Tordesillas insiste en mantenerlo habrá que pedir que la Comunidad autónoma o la Delegación del Gobierno tomen cartas en el asunto. El alcalde actual es socialista y el PSOE debería ir más allá de las palabras si dice, como dice, que abomina del festejo. Y al nuevo gobierno español que salga de las urnas habrá que exigirle que impida por ley las tradiciones bárbaras.
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