13/9/15

Jeremy Corbyn, un 'indignado' al frente del laborismo británico





El Partido Laborista británico quedó en estado de shock tras perder las elecciones en mayo. Tras la segunda derrota consecutiva, el debate sobre la crisis de la socialdemocracia europea ha llegado también al Reino Unido. Jeremy Corbyn, con un mensaje  radical de izquierdas por el que se le compara con Alexis Tsipras y Pablo Iglesias, ha arrasado y se ha convertido en el nuevo líder del partido.

Su discurso, que es en buena parte un regreso al pacto social keynesiano que los laboristas, y los conservadores, pusieron en práctica en Reino Unido desde la posguerra mundial hasta los años setenta, ha conseguido despertar a las bases más izquierdistas del partido, dormidas desde la época de Blair, y ha encandilado a un gran número de jóvenes, que se han afiliado al partido solo para poder votarle.

Corbyn es conocido en el Reino Unido por ser un verso suelto dentro del laborismo. A sus 66 años, unos y otros valoran que el político se muestre consecuente con sus ideas, más allá de si las comparten o no. Con independencia de quien gobernara, siempre ha defendido lo mismo desde su entrada como diputado en la Cámara de los Comunes, hace ya 32 años. Los números lo confirman: el ex sindicalista, que es todavía columnista del Morning Star, es el parlamentario laborista que más veces ha roto la disciplina de voto (más de 500 veces desde 1997).

Sin corbata ni traje, a menudo con su gorra negra, Corbyn no tiene coche, llega todos los días a Westminster en bicicleta, se declara abiertamente republicano, con todo lo que ello conlleva en el Reino Unido, y es uno de los rostros más visibles del pacifismo en su país. Empezó a salir a la calle en los sesenta contra la guerra de Vietnam y fue uno de los principales cabecillas de las manifestaciones contra la de Irak impulsada por Blair.

Este activismo es el que quiere recuperar para su partido: “Debemos convertirnos en un movimiento social otra vez. El partido fue fundado para combatir la injusticia y con demasiada frecuencia hemos abandonado ese camino, ignorando a nuestro electores en favor de los intereses comerciales y la prensa”.

Precisamente, el éxito de Corbyn reside en haber conseguido abrir el debate en un Partido Laborista escaso de ideas y torpe a la hora de explotar las deficiencias de las políticas económicas de Cameron. El líder conservador ha logrado que su país vuelva a tener unas cifras macroeconómicas envidiables, creciendo con fuerza y con una tasa de paro cercana al pleno empleo (5,5% y sigue a la baja).

Sus políticas de austeridad han minado, sin embargo, el Estado del Bienestar y han provocado que el uso de los bancos de alimentos se haya disparado. Los trabajadores sociales alertan de que buena parte de los casi 1,1 millones de personas que recurren a ellos, frente a los 41.000 que pedían comida antes de que llegara Cameron, son gente con trabajo, pero con unos contratos tan precarios que no pueden llegar a final de mes.

Sus ideas son muy claras: hay que acabar con la austeridad e iniciar un ambicioso plan de inversiones para que el Reino Unido vuelva a tener unos servicios públicos fuertes. En su programa incluye la nacionalización de sectores estratégicos, especialmente, el ferrocarril, y diversas medidas para recuperar la igualdad perdida en los últimos años.

Ninguno de los esfuerzos por minar a Corbyn ha tenido éxito. Tampoco el empeño de los diarios sensacionalistas, en una maniobra que recuerda a lo que ha pasado en España con Podemos, en sacar a relucir su pasado político: su foto con Hugo Chávez y el apoyo expreso que le dio; la invitación al líder del Sinn Fein, Gerry Adams, en 1984 a la Cámara de los Comunes, o sus supuestas simpatías por el Gobierno de Irán, así como por Hamás y Hezbolá.

“Fuimos a las dos últimas elecciones prometiendo recortes. No podemos salir en 2020 diciendo que la primera cosa que vamos a hacer son más recortes. Yo digo: invertir para crecer. Pusimos 395.000 millones de libras para salvar a los bancos en la crisis de 2008. Mi sugerencia es que parte de ese dinero, junto con otras fuentes de ingresos como bonos del Estado, sirvan para crear un Banco de Inversiones para mejorar las infraestructuras, así como para la construcción de viviendas sociales, que este país necesita imperiosamente”.


Carlos Larroy (CTXT)


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